El Ayuntamiento de Hornachuelos, a través de la Concejalía de Igualdad, ponía en marcha el concurso de ideas “¡Ponle nombre de mujer a una calle!”
Con esta iniciativa Hornachuelos, se suma a otros municipios que reclaman mayor presencia de nombres femeninos en las calles. Y es que uno de los objetivos fundamentales del Ayuntamiento es apoyar la igualdad entre mujeres y hombres y por tanto, se entiende que es importante formar parte de estos proyectos.
Al mismo tiempo el ayuntamiento apoya sin condiciones el papel
del sistema educativo y los docentes, así como de la familia, como
fundamental para la transmisión de valores de respecto, tolerancia e igualdad
entre mujeres y hombres.
Debido al desarrollo que ha experimentado la localidad, el Ayuntamiento solicitaba la colaboración de la ciudadanía para elegir la nomenclatura de calles que actualmente no cuentan con nombre oficial recogido en el callejero de Hornachuelos. En este caso la calle que ha nombrado una calle localizada desde la Avenida Reina de los Ángeles a la prolongación de la calle Jaén.
Se trata de una calle que ya tiene nombre de mujer, concretamente el de Felisa González Castillo, propuesta por la asociación de Mujeres Azahar 2000.
La asociación entiende que es necesario dar visibilidad a las mujeres melojas, en este caso esta mujer consideran debe tener una calle por ser una mujer adelantada a su tiempo y de suma importancia social en la localidad.
Felisa nació en 1898 y murió en 1998, le tocó vivir el trauma de la guerra civil, circunstancia que marcó su vida. Sus padres y uno de sus hermanos fueron fusilados en 1936 en las puertas del cementerio meloja y otro de sus hermanos fue a un campo de concentración muriendo a su regreso.
Fue huérfana, pero fuerte, inteligente, buena y prudente. Fue poco tiempo a la escuela pero aprendió a leer y a escribir y usó su sabiduría para hacer labor social.
Supo hacerse escuchar y en las reuniones de vecinos, leía recitaba y ofrecía noticias que llegaban del exterior, era esperada por la gente para esta labor.
Además, Felisa, daba servicio altruista a las mujeres que querían saber de sus hijos emigrados o en el servicio militar, a estas madres les leía las cartas de sus familiares.