(Oficina de Turismo, viernes, 6 de octubre de 2017):
Buenas tardes, muchas gracias a todos por vuestra asistencia. Muchas gracias especialmente a la Diputada de Cultura que ha tenido la deferencia de desplazarse a Hornachuelos para inaugurar esta exposición, gracias a Diputación y a la Fundación Rafael Botí que la ha preparado y organizado.
Es muy importante que no nos olvidemos de la historia. De estas pequeñas historias que hacen grandes a los pueblos. Diputación se ha acordado de la historia de los poblados de colonización, en este año -2017- que cumple 50 años de su nacimiento.
Esta exposición es uno de los testimonios de las familias que habitaron las nuevas poblaciones creadas durante el franquismo por el Instituto Nacional de Colonización en la provincia cordobesa, constituyendo la mayor transformación del territorio en la historia reciente. De esas nuevas colonias, de las familias que las poblaron, de sus tierras y de su arquitectura se da cuenta aquí, en esta exposición de nombre Pueblos de tierra. También felicicitamos al comisario de la misma, Pablo Rabasco, y a su equipo.
Podemos apreciar fotografías de aquella época, útiles, herramientas, cómo se fueron construyendo las casas, las iglesias, las dependencias, cómo se trazaron las calles, fotos de los colonos y sus hijos y esposas, de los colonos y sus familias, de las parcelas, cómo se trabajaba la tierra, en suma, el nacimiento de la nada de 16 pueblos.
Sé que muchos de nuestros colonos e hijos de colonos han colaborado en esta exposición, cediendo fotos y aperos, cediendo sus historias familiares que por tradición oral se han ido transmitiendo de padres a hijos, de hijos a nietos. Los distintos paneles informativos nos indican cómo se desarrolló todo.
Sé que muchos de vosotros os emocionaréis hoy, recordando aquellos años.
En la provincia de Córdoba fueron dieciséis los núcleos de población que se crearon. Cuatro en nuestro municipio: Mesas de Guadalora, Bembézar, Céspedes y Puebla de la Parrilla. Estas 16 poblaciones se unieron a las más de 300 que se crearon en toda España entre 1940 y 1974 y que movieron a 55.000 familias de todo el territorio nacional.
En Hornachuelos, uno de los objetivos era el de acoger familias sin tierra o bien aquellas cuyas tierras quedaron bajo las aguas del pantano que se estaba construyendo en Iznájar o en el del Tranco en Jaén. Aparte del objetivo principal que era reorganizar y reactivar el sector agrícola e incrementar de la producción de estos campos mediante el aumento de tierras de labor y la superficie de riego.
La mayor parte de los colonos vinieron de Iznájar, concretamente de la aldea de Remolinos, que fue cubierta por el pantano. Llegaron en el año de 1967. Pero no podemos olvidar a otros colonos que llegaron a estas tierras, buscando progresar y una vida mejor, de otros pueblos de Córdoba como Lucena, Jauja, Palma del Rio, Posadas o del mismo Hornachuelos; de Jaén, de la zona del pantano del Tranco, es decir, de los pueblos de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas; otros de pueblos de Granada como Arenas del Rey; o de Sevilla, de pueblos como Carmona, Cañada Rosal, La Puebla de los Infantes; o de Málaga como Cuevas de San Marcos. Y seguramente de otros pueblos y lugares que se me hayan quedado atrás. Todos con un denominador común: dejaron atrás su tierra, sus raíces, sus casas, sus muertos, su pasado, para afincarse con nosotros y para convertir esta dehesa en una tierra productiva y fértil. También trajeron sus costumbres, su habla y sus acentos, su gastronomía, su forma de ser. Con el tiempo cuajó en sus gentes una idiosincrasia propia, mezcla de tantas gentes de lugares tan distintos, caracterizada por su amor al trabajo, su carácter emprendedor y su honestidad.
La vida de estos colonos no fue fácil: fue toda una vida de lucha, de trabajo, de sacrificio, de sembrar esas 5 hectáreas, de eliminar esos balates de las parcelas con o sin permiso, de hacer productivas esas tierras de la Dehesa del Zurraque, sembrando algodón maíz, girasol, trigo, etc, y salir adelante. En ciertas épocas, en temporada, trabajaban todos los miembros de la familia. Y los mismos colonos se ayudaban entre ellos. Conocieron y dieron ejemplo de lo que era el trabajo cooperativo de una manera espontánea.
De todos ellos nos sentimos muy orgullosos y de esa pequeña y gran historia que ha enriquecido tanto, en tantos aspectos, al municipio de Hornachuelos.
Muchas gracias.