Ayuntamiento de Hornachuelos

Cultura

Recorriendo la Jornada de Patrimonio “Curro Mesa” organizadas por la Asociación de Defensa del Patrimonio Ibn Marwan

2 de diciembre de 2019

El pasado 29 de noviembre Hornachuelos acogía la III Jornada de Patrimonio “Curro Mesa” de la Asociación de Defensa del Patrimonio Ibn Marwan. La cita comenzó con las palabras de la presidenta de la asociación Estefanía Jiménez Gómez,  quien inauguró la jornada haciendo mención de la importante labor que está llevado a cabo esta asociación para recuperar y poner en valor el patrimonio de Hornachuelos. Así como un llamamiento a todos los interesados a formar parte de Ibn Marwan para seguir avanzando en nuestros proyectos. Sobre la importancia que tiene el que recaiga en la población esta labor para hacerla nuestra. Y que tan importante es el patrimonio material como el inmaterial.

A continuación María Martagón Maesa, arqueóloga y vocal de Ibn Marwan, hizo un breve recorrido por todos los proyectos llevados a cabo por la Asociación  durante el 2019. Comenzó con las II Jornadas de 2018, para llamar la atención sobre la importancia de la Difusión de nuestro patrimonio como parte esencial de la puesta en valor. Mostró varias visitas realizadas a otras localidades para conocer su patrimonios y  visitas al patrimonio local, por último, señaló como una de las actuaciones más importantes la puesta en valor de la «Necrópolis visigoda de la finca Ochavillo» en Céspedes (Hornachuelos)

Teresa Durán Caballero, delegada de Patrimonio en el Ayuntamiento, tomaba la palabra para  hablar de la importancia del patrimonio de Hornachuelos y su puesta en valor. Por ello se optó por crear en esta legislatura la Concejalía de Patrimonio.  Entre otros asuntos mencionó de temas tan importantes, que se han llevado a cabo en este año, como los siguientes: Centro de Interpretación de Cultura de Hornachuelos y su inminente dotación de contenido gracias a una subvención de la Consejería de Turismo;  la próxima intervención en el Castillo para la accesibilidad al Paseo de Ronda, convirtiéndose en un excepcional mirador; el Plan Estratégico de Recuperación del Caso Antiguo; el programa “Conocer tu pueblo para mostrarlo al mundo”,  que hizo fructificar una semillita de la que salieron los Cicerones y hasta una empresa de turismo activo;  la necrópolis visigoda y su puesta en valor; y de la buena relación existente entre la Asociación Ibn Marwan y la concejalía de patrimonio.

Las ponencias

 La necrópolis visigoda del cortijo de Ochavillo, (Céspedes),  a cargo de  Juan Francisco Murillo Redondo, arqueólogo de la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba e investigador reconocido internacionalmente fue la primera de las ponencias.

Habló sobre la intervención arqueológica llevada a cabo en la necrópolis visigoda de Ochavillo  (Céspedes) en 1989. Señaló la singularidad de este yacimiento por su ubicación y las características propias de los enterramientos. Igualmente, mostró su satisfacción al ver que 30 años después un yacimiento, que estaba abocado a desaparecer, estaba puesto en valor gracias al trabajo conjunto de la Asociación Ibn Marwan y la Concejalía de Patrimonio del Ayuntamiento de Hornachuelos.

Otra de las ponencias de la jornada versaba sobre “La importancia del Monasterio franciscano de los Ángeles en la historia”  a cargo de  Manuel Pérez Moya, Deán-Presidente del Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba.

 En la charla desgranó los avatares de Los Ángeles, desde su pasado franciscano con su fundación en 1490 por Fray Juan de la Puebla (en la vida anterior Gutierre de Sotomayor y Zúñiga, hijo del conde de Belalcázar) hasta hoy en día. Resaltó su enclave geográfico privilegiado, el paraje excepcional y de gran belleza, con una profunda trayectoria histórica y vocacional. En definitiva, un lugar de santidad. Cabeza de una de las 3 provincias de los Ángeles, conocido como el Monserrat del Mediodía. Su fama hacía que gente de muchas ciudades peregrinasen para confesiones y comuniones, dado el espíritu de devoción que allí se experimentaba. Las leyendas la acompañaron siempre: la de la mujer penitente, la del salto del freile, la del santo niño de Écija y otras. Pero en 1836 la Desamortización de Mendizábal provocó la salida de los franciscanos y el fin del monasterio. Pasó a manos privadas, después a la Marquesa de Peñaflor, que lo donó y se convirtió en Seminario Diocesano en 1957. Reseñó y comentó que hay que seguir investigando la importancia de la labor evangelizadora y fundación de misiones de franciscanos que partieron de Los Ángeles que se convirtieron en ciudades en la actual California y en otros países de Hispanoamérica. Terminando su intervención con la satisfacción de que el primitivo convento se convierta  en un centro terapéutico de reinserción, en el que volverá a primar la paz y el bien, valores tan apegados al franciscanismo.

Se habló también sobre “El resurgir de un lugar santo: Los Ángeles como centro con clara vocación de servicio a la comunidad”, en este caso en una ponencia desarrollada por Francisco Manuel Gámez Otero, Párroco de Nuestra Sra. de la Asunción y Arcipreste del Bajo Guadalquivir.

El ponente, haciendo gala de su característica espontaneidad,  simpatía y sencillez y esa forma suya tan diáfana de exponer los hechos dijo que lo que era el anhelo del pueblo de Hornachuelos, que parecía que nunca se haría realidad: Volver a ver Los Ángeles en sus  esplendor y volcado en la ayuda al prójimo. Gracias al apoyo de la Diócesis, representada por  su obispo Demetrio Fernández, se acometieron las obras para convertirlo, en un centro con unos claros objetivos sociales, espirituales, terapéuticos y educativos;  y también con el apoyo del Cabildo Catedral presidido por Manuel Pérez Moya, Deán y meloja.

A continuación, le tocaba el turno a la ponencia denominada “El Seminario Diocesano de Los Ángeles como la gran oportunidad para la juventud del momento en cuanto a la adquisición de valores espirituales, la formación académica y la promoción profesional” por Damián Castro Fernández, exseminarista y médico.

Expuso una visión certera de sus años como seminarista en Los Ángeles, sus estudios, sus compañeros, su vocación primera, su religiosidad, sin dejar atrás aquellos datos que corroboran la excelente formación recibida por los alumnos, que tanto les sirvió para labrarse un futuro profesional. Además, su  relato -de indudable calidad literaria-, cuenta vivencias y sensaciones entrañables de su infancia, de su familia y de su pueblo, en un tono intimista y con datos antropológicos del discurrir cotidiano que nos muestran cómo era la vida en los sesenta. Disecciona con maestría de cirujano el día a día de la vida en Hornachuelos. Es lo que se denomina actualmente la intrahistoria de un pueblo.

“La intensa vida cultural en Los Ángeles cuando fue finca de recreo de los Marqueses de Peñaflor”, por José María Palencia Cerezo, Cronista de Hornachuelos y Director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, también fue otra de las citas de la jornada.

La importancia cultural que, fundamentalmente para la literatura, tuvo Hornachuelos en el siglo XIX, es de sobra conocida. Aunque fue debida a personalidades que tuvieron un contacto solamente tangencial o esporádico con el mismo, acapara su primer plano en relación al autor de Don Álvaro o la fuerza del sino, don Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, vinculado a Hornachuelos primero por la finca que su padre poseyó en el término (Guadamelenas), y luego fundamentalmente con Moratalla a través del Marquesado de Viana por la línea Saavedra y Cueto, que lo enlazó con el Romanticismo español a través de las tradiciones relacionadas con el Convento de Santa María de los Ángeles.

 Pero en relación a éste último existieron otros momentos también importantes y menos estudiados. Como en que transcurre entre 1845 y 1884, en que Los Ángeles fue propiedad de Agustín Díaz Armero, miembro de una familia de terratenientes ecijanos que tuvo una destaca actuación fundamentalmente en el campo de la política en la provincia de Sevilla y directamente relacionado con el ministro y militar de marina don Francisco Armero y Fernández de Peñaranda (1805-1866) I Marqués de Nervión y Grande de España, que había casado en 1843 con su prima Josefa en Écija, -sin duda para asegurar sus amplias posesiones de tierras entre Fuentes de Andalucía y este último pueblo-, la cual fue nombrada en 1847 miembro de las Damas Nobles de la Reina María Luisa.

En relación a Los Ángeles, algo más conocida resulta, sin embargo, la vida cultural hornacholera en el periodo que va desde 1884 a 1955. Es decir, en el momento en que, tras la compra de la finca a Armero por Juan Bautista Pérez de Barradas y Bernuy (1830-1891), X marqués de Peñaflor, se convierte en coto de caza de esta otra importante familia nobiliaria a cuyas monterías, -fundamentalmente organizadas por sus hijos-, acudirán lo más granado de la política y literatura del momento, hasta 1955, en que Isabel de Angulo y Rodríguez de Toro, su nuera viuda de su hijo Fernando desde 1929, dona la finca – a la que prácticamente ya no iba desde el óbito- al Obispado de Córdoba.

Este periodo resulta algo más conocido gracias al Libro de Visitas que en 1887, el IX Marqués, es decir don Fernando Pérez de Barradas y Fernández de Córdoba (Écija, 1856 – Madrid, 1928), -muy posiblemente con motivo de su matrimonio en Madrid el 29 de noviembre de 1888 con esta hija de los Marqueses del Arenal-, principió en el ex-convento y luego trasladó a la capital de España, donde incluso al año siguiente seguirán firmando personajes famosos de nuestras letras, entre los que se incluyen a Juan Gualberto López Valdemoro, José Zorrilla, Ramón María de Campoamor,  Gaspar Núñez de Arce, Salome Núñez Topete,  Joaquín Dicenta, Vital Aza,  Manuel de Palacio, José Ortega Munilla, o José de Echegaray, entre otros. El estudio de lo escrito en este Álbum – que desde el punto de vista literario fue realizado por Manuel Gaete Jurado- pone de manifiesto que también, a partir de entonces, muchas otras tradiciones y leyendas relacionadas con el Convento se transmitieron de boca en boca, pasando incluso a la literatura.

Por último, se habló sobre “Las cuevas de la Montaña de los Ángeles”, conferencia está de José Raúl Cano García y Abén Aljama, investigadores-espeleólogos de la Asociación Ambassar Escalada y el Grupo G-40 de Espeleología.

La ponencia se inició detallando la investigación bibliográfica. Se exponen así mismo los datos encontrados en más de 9 publicaciones, todas ellas anteriores al siglo XX, en donde encontramos enumeradas casi una decena de cuevas. A continuación se menciona el número de cuevas encontradas en la exploración sobre el terreno, que hace un total de 18 cuevas. Seguidamente se pasa a enumerar cada una de las cuevas investigadas y se expone más detalladamente información sobre varias de ellas. Finalmente se hacen las conclusiones y se aportan nuevos datos sobre el catálogo de cavidades del proyecto de localización de las cuevas de Hornachuelos, que asciende a más de 120 cavidades a día de hoy. La investigación aún se encuentra abierta y en curso.

Proyección de fotografías

El vicepresidente de la asociación, Oscar Morales, se encargó de la proyección de fotografías, pinturas y grabados sobre La Montaña de los Ángeles. Un total de 62 imágenes de lo que fue Monasterio franciscano y posteriormente Seminario diocesano dieron paso a las ponencias sobre La Montaña de los Ángeles. Desde el primer del grabado del monasterio fechado en 1662, pasando por otros grabados del fundador, Fray Juan de la Puebla, II conde de Belalcázar, portadas de los libros que se han escrito sobre tan santo lugar o en relación con él como el drama del Duque de Rivas “Don Álvaro o la fuerza del sino” o la ópera de Verdi “La Forza el Destino”, fotografía de la reina Victoria Eugenia de Battenberg en la puerta o fotos de cuando eran Casa de Recreo de los Marqueses de Peñaflor, amén de fotografía que nos muestran la balleza del lugar a pié del río Bembézar.

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